Un Mundial Complicado

No es la cuna del futbol, pero fue la estética futbolera que maravilló de la mano de Pelé, Garrincha, Gerson, Tostao, Didí, Vavá, Rivelinho, Sócrates, Zico, Falcao, Romario, Bebeto, Ronaldo y tantos y tantos jugadores que transmitieron una magia que aún perdura en la retina universal. Ese país llamado Brasil está enojado no con sus futbolistas, sino con lo que consideran un dispendio cruel para armar el Mundial 2014 en medio de una crisis social y económica que ni la progresista presidenta Dilma Rouseff puede manejar.


Apenas este lunes cientos de manifestantes protestaron ante el paso del autobús de los jugadores por algunas calles de Sao Paulo, el corazón de la economía brasileña. No están contra el futbol, están contra el dispendio. Será un mundial complicado, bronco socialmente. Los brasileños están disgustados y parecen dispuestos a demostrarlo. Sólo falta que a ese ejército de indignados se sumen los indignados de otros países, que cada vez son mas. Ahí está la lección de las elecciones europeas de la semana pasada.
Quien vaya a Brasil deberá ir asumiendo que tal vez ni al estadio al que quiere acudir podrá llegar. Y no es descabellado pensar que el día final, en el mítico Maracaná, el clima social alcance un punto inmanejable. Un mes de patadas dan para mucho.

Imagen del estadio de Maracaná, que será sede del juego final de la Copa del Mundo en Brasil.

Allá estará el Tri con Miguel Herrera a la cabeza. Será su prueba de fuego. Hombre impulsivo y derecho -nunca se esconde-, deberá responder por todos, por los de corto y por lo de largo. Hay que reconocerle carácter y entereza. Sabe que si no llegan al cuarto juego deberá dimitir. Al fin que ya se encargó de asegurar que hasta las semifinales van a llegar. Si es cierto que los milagros existen, pues de pronto llegan.
Pero no tiene el Tri equipaje para semejante aventura. Bien está el tener ilusiones, sueños, pero enfrentarse a Brasil, Camerún y Croacia no es coser y cantar. Cierto es que el futbol es loco y caprichoso, que todo puede pasar con el balón por medio. De ahí a que los astros se pongan de acuerdo para salvar al Piojo media un abismo y sobra incredulidad.

Por Josexto Zaldua.