Con su presencia en Glastonbury, los voladores abren su recorrido por diversos encuentros de arte y cultura ingleses
Más de 25 mil personas guardaron un respetuoso silencio para admirar todos los momentos de un ritual ancestral. Después, llenos de energía, aplaudieron y gritaron. Frente a la euforia multitudinaria, en el centro del Círculo Sagrado, cinco totonacas veracruzanos recibieron la ovación para sellar el encuentro espiritual y artístico entre los pueblos originarios de México y la comunidad mundial.
Así fue ayer la inauguración del Festival Glastonbury, el más antiguo del mundo, en Inglaterra, con la ceremonia ritual de voladores como elemento central de una apertura marcada por la mundialización de las expresiones culturales: músicos, acróbatas, percusionistas, artistas del fuego y danzantes de múltiples naciones.
En el contexto del Año Dual México-Reino Unido, la ceremonia ritual de voladores confirmó en territorio europeo el valor excepcional que la incluyó como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés). Con esto, se convierte en la primera expresión indígena mexicana en participar en Glastonbury, y lo hace como protagonista de la apoteosis inaugural de un festival que durante cinco días recibe a más de 200 mil visitantes en Somerset, en el oeste de Inglaterra.
Los practicantes de la ceremonia ritual de voladores presentes en Europa son jóvenes maestros del Centro de las Artes Indígenas (CAI), de entre 20 y 30 años de edad, que llevaron a cabo todos los pasos del rito para transmitir los simbolismos de su cosmovisión y pedir a las deidades por la fertilidad de la naturaleza.
La Jornada