Debo confesar que mis expectativas sobre esta película eran bastante bajas. Esto debido a que la cinta previa del cineasta Isaac Ezban, El Incidente, aunque bien dirigida, me pareció irremediablemente forzada y llena de huecas afectaciones para darle “personalidad”. No obstante, una hora y media después, Los Parecidos me dejo gratamente sorprendido y con renovado respeto hacia este joven director.
Los Parecidos nos muestra como en una lluviosa madrugada del 2 de octubre de 1968, ocho personajes que esperan un camión en una remota estación en el medio de la nada para dirigirse a Ciudad de México comienzan a ser víctimas de un extraño fenómeno, mediante el cual todos se empiezan a parecer físicamente a uno de ellos. Entonces, amenazados por la paranoia y el temor, las personalidades de estos personajes comienzan a chocar cada vez más, sacando lo mejor o lo peor de sí mismos mientras intentan encontrar al culpable de esta misteriosa condición.
Tengo que ser ambiguo, pues el mejor modo de apreciar Los Parecidos es ir descubriendo gradualmente la enmarañada red de relaciones, causas y consecuencias que impulsan los eventos de la película. Sin duda algunos episodios de La Dimensión Desconocida se pueden interpretar como obvias inspiraciones para esta producción, pero, aunque sirven como descripción comparativa, sería injusto decir que se trata de una simple copia. El modo como el guión nos mantiene en suspenso bordea en lo brillante, anticipando las expectativas del público y subvirtiéndolas de modo inesperado. En ocasiones una escena dramática terminará en comedia absurdista; o la acción de un personaje carecerá de sentido hasta que, muchos minutos después, se revele una pieza clave del rompecabezas que pone todo en una nueva perspectiva.
Claro, en una cinta así hay que esperar demasiadas coincidencias sospechosamente convenientes, pues es obvio que el guión no pretende retratar un mundo real, sino una fantasía que luzca la creatividad del escritor.
Al ser realmente una cinta sin protagonista definido, Los Parecidos necesita un ensamble de actores sólidos, que destaquen por sí mismos pero que no obstruyan el trabajo de sus colegas. En este aspecto la cinta funciona a la perfección, pues esta cuenta con estupendos intérpretes, quienes logran mantenerse a flote en la marea de vertiginosas escenas y cambiantes puntos de vista.
También merece mención la música de la película. El compositor Edy Lan realiza un perfecto trabajo con una partitura musical tan inesperada como los giros de la película, empleando inusuales estilos e instrumentos para acentuar el tono de las escenas.
En resumen, Los Parecidos es una elegante y eficiente cinta de suspenso que emplea al máximo todos sus recursos gracias a la firme dirección de Isaac Ezban y a su ingenioso guión.
Por Cuauhtémoc Ruelas
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