Aunque por lo general basta con una buena historia, buenas actuaciones o buena dirección para que el público esté contento con una película, es indudable que las experiencias cinematográficas más satisfactorias son aquellas que se fundamentan en ideas. Su discusión, su expresión y hasta su denuncia. Una buena historia puede entretenernos durante un par de horas; pero una idea puede cambiar nuestras vidas, incluso si es transmitida a través de un medio rara vez celebrado por su inteligencia (me refiero al cine moderno, desde luego). Quizás Letras Explícitas no llega tan lejos, pero sin duda es suficientemente ambiciosa para presentar una verdad compleja de manera simple, tanto por el momento en el que se ubica, como la -en apariencia- sencilla perspectiva que emplea para examinarla.
De ese modo Letras Explícitas sin excesos dramáticos nos presenta con una narrativa sencilla, pero tremendamente intensa, la formación del legendario grupo N.W.A. quienes con sus canciones hablaban sobre las verdades que nadie se atrevía a decir sobre la vida en el barrio, logrando con ello que su voz provocará de algún modo una revolución social y musical hasta nuestros días.
La cinta se centra en estos cinco jóvenes, Ice Cube (O’Shea Jackson Jr), Dr. Dre (Corey Hawkins), Eazy-E (Jeason Mitchell), DJ Yella (Neil Brown Jr), MC Ren (Aldis Hodge) y The D.O.C (Marlon Yates Jr.) quienes con sus variados talentos, que incluían rimas brutalmente honestas y bases musicales pesadas, expresan su frustración y enojo sobre la vida en uno de los lugares más peligroso de Los Ángeles. Todo esto al mismo tiempo que escandalizan a las mentes conservadoras de su país.
Habiendo exorcizado los excesos creativos de sus últimas películas (Be Cool y Law Abiding Citizen), F. Gary Gray regresa con mucho mayor madurez visual y narrativa para ofrecernos con Letras Explícitasuna cinta íntima en su manufactura pero épica en su significado, ya que ofrece comentarios en muchos niveles, desde el racismo inherente en la cultura norteamericana, así como lo mejor y lo peor del mundillo que rodea a la industria del entretenimiento: la honesta preocupación por la música, la adoración de los fans, las luchas internas de poder, el creciente aislamiento en que caen los músicos al rodearse de hipócritas que sólo buscan beneficio económico, y desde luego el uso de la libertad de expresión dentro de los medios de comunicación. No obstante lo mejor de todo es que, más que proponer una plataforma ideológica específica, Gray y su guionistas Jonathan Herman y Andrea Berlof buscan mostrarnos el valor de conseguir tus metas, no solo a base de talento, sino de una fuerte convicción, superando con ello las barreras tanto económicas como ideológicas.
Adicionalmente al desarrollo de la historia, la película realiza el esperado análisis sobre la fuerza que tomo el hip hop, para posteriormente posicionarse como una de los géneros más influyentes entre los jóvenes. Como varios personajes lo señalan, esa época representó el momento en que este estilo de música se convirtió en un sincero símbolo de rebeldía para varias generaciones, ganando honestidad, antes de que terminara convirtiéndose en nuestros días en un oficio más, a merced de la mercadotecnia y las obtusas compañías disqueras, que ponen mayor importancia en las utilidades que en la intención de los artistas.
Desde luego no hace falta gran imaginación para identificar cada uno de los mensajes y moralejas que contiene la historia, pero se agradece la ausencia de pesada moralización y aleccionamiento que hubieran convertido esta profunda película en un mero vehículo comercial.
Ahora bien, en un plano más prosaico, Letras Explícitas es una excelente muestra de actuaciones. Los cinco chicos protagonistas realizan un fantástico trabajo, pues en vez de sólo imitar la apariencia a sus contrapartes reales (mención especial a O’Shea Jackson Jr interpretando a su padre), todos adoptan completamente sus personalidades, dejando que la actuación fluya desde su interior, haciéndonos fácilmente partícipes de sus procesos creativos.
Por eso Letras Explícitas es una cinta importante y la recomiendo con gran entusiasmo. Su sencilla producción puede ocultar su épica intención, pero quien busque encontrará abundante significado y relevante mensaje en esta excelente muestra de cine que cumple perfectamente con su propósito de entretener al mismo tiempo que nos deja buen material para pensar mucho tiempo después de que salimos del cine. Y aunque no creo que sea indispensable, recomiendo también estudiar un poco sobre los eventos que retrata la película; de ese modo la apreciaremos más y comprenderemos mejor lo que trata de decirnos.
Por Cuauhtémoc Ruelas
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