La película “Rumbos Paralelos”

Tal como el póster sugiere, Rumbos Paralelos es un típico drama quizás bien intencionado pero previsible y afectado. Si lo fui a ver, fue sólo porque me atrajo el excelente elenco, que además de lucir a las siempre sólidas Ludwika Paleta e Iliana Fox, también incluye poco conocidos pero talentosos actores del cine y TV mexicana, como Arturo Barba, Fernanda Castillo y Diana Lein. A fin de cuentas, la película resultó ser exactamente lo que esperaba, lo cual no es malo, pero si lo suficientemente notable para recomendarse.

La historia nos muestra a Silvia (Iliana Fox), una joven madre de Diego (Santiago Torres), un niño de 10 años, cuya vida da un vuelco cuando el día de su cumpleaños este cae enfermo. Después de varias pruebas y tras descubrir que el niño necesita un trasplante de riñón, Silvia y su marido descubren que ninguno de los dos es compatible con el pequeño, porque Diego, no es su hijo… Silvia tendrá que buscar entonces a Gaby (Ludwika Paleta) la madre biológica de Diego, madre también de un niño de 10 años, Fernando (Julián Fidalgo) para pedirle que lo salve. Ambas descubrirán que intercambiaron a sus bebés por error cuando estos nacieron. Sin embargo, todo se complica cuando en su desesperación Silvia busca recuperar la custodia de Fernando lo que comienza a complicar aún más la situación entre ambas mamás, así como a poner a prueba el amor por sus hijos.

Francamente no hay mucho que decir al respecto. Como puede esperarse, las actuaciones están a un muy buen nivel; además de las obvias estrellas, me gustó mucho el trabajo de los chicos Santiago Torres y Julián Fidalgo como los respectivos hijos, pues encuentra un buen nivel de interpretación sin volverse odiosos. Los momentos en que comparten escena son muy simpáticos, y la relación con sus madres resulta al mismo tiempo agradable y creíble. Por su parte, la dirección del veterano Rafael Montero (quien se reivindica después de la decepcionante Fachon Models) sabe aprovechar el lánguido ritmo de la narrativa, cuidando que no caiga en el aburrimiento, y editando cada una de las secuencias para alcanzar la máxima emotividad. La cinematografía de Erwin Jaquez utiliza sutiles tonos de color, logrando una calidez general que complementa la historia. En resumen, encontré competentes todos los niveles de la cinta.

Entonces, con todo y que el tema se siente un poco tardío, supongo que es buena estrategia estrenar delicados dramas como Rumbos Paralelos en esta temporada, para balancear las ruidosas “películas evento” y no descuidar al público que aún prefiere ver cintas más relajadas. Para ese tipo de audiencia recomiendo esta película, pues, aunque no sea tan impactante o profunda como otras similares, que tratan el significado de la maternidad, esta cumple su función recreativa y reflexiva, especialmente al final, cuando ambas protagonistas entablan un melancólico dialogo sobre la experiencia con sus respectivos hijos. Emotiva, pero no sentimental; provocativa pero no memorable; entretenida pero no apasionante… Rumbos Paralelos cumple su misión y se va sin esperar aplausos o gimoteos forzados. Creo que eso basta y sobra para darle una merecida recomendación.

Por Cuauhtémoc Ruelas

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