El actual cine mexicano de corte dramático nos ha entregado títulos que han resultado fascinantes en los últimos años, basta recordar la extraordinaria Los Insólitos Peces Gato o el sorpresivo éxito de taquilla Guten Tag Ramon, las cuales se valieron de buenas actuaciones y libretos que utilizaron situaciones bastante inusuales para representar clásicas historias ya sea de unión familiar, o bien de realización personal. En otras palabras, ingredientes extraños para una receta conocida, lo cual funcionó mucho mejor de lo que se esperaba.
Y ahora toca el turno a Las Horas Contigo ópera prima de Catalina Aguilar Mastretta, la cual se trata de otra “rebanada de vida” intensamente honesta y personal, auxiliada por excelentes actores y una sensibilidad que aporta mucha emoción con mínimo esfuerzo. Claro que no es una cinta perfecta, pero se disfruta su desenfadado estilo (ocasionalmente pretencioso), muy distinto a los inflados dramas del cine norteamericano.
La historia se centra en Ema (Cassandra Ciangherotti) quien se entera de que está embarazada el mismo día en que viaja a casa de su abuela (Isela Vega) para acompañarla en sus últimos días. Ahí se ve forzada a convivir con su mamá, Julieta (Maria Rojo), una famosa cantante con la que no se lleva del todo bien a causa del poco tiempo que esta le dedicó en su infancia. Enfrentada con la tristeza de perder a su abuela, quien prácticamente la crió desde pequeña, y obligada a compartir esa difícil situación con Julieta, Ema reconoce una nueva cara de su madre que la ayuda a crecer, aceptar su nueva faceta como futura madre y a sobrellevar la pérdida de un ser querido.
Es muy común que las cintas dramáticas que se centran en una tragedia familiar corran el riesgo de sumergirse demasiado en los conflictos personales, olvidando con ello que deberían formar parte de una historia consistente que mantenga nuestro interés más allá de solo regodearse en el sufrimiento. En el caso de Las Horas Contigo se mantiene ese precario balance entre drama y narrativa, pues si bien la trama es relativamente simple, las emociones y evolución de los personajes se encargan de impulsarla en forma realista, sin que sintamos constantemente la mano de la guionista/directora manipulando nuestros sentimientos. Ciertamente hay momentos de verdadera angustia, algunos conflictos y hasta inesperado humor pero nunca se sienten gratuitos, sino como parte integral de las personalidades que chocan con los distintos vaivenes que nos presenta la historia.
Cabe mencionar que en una película tan minimalista como esta queda a cargo de los actores la asimilación del contenido y su transmisión al espectador. El elenco que la joven directora Catalina Aguilar Mastretta reunió es estupendo, y a pesar de la dificultad de muchas escenas, en todo momento se muestran creíbles y humanos, sumergiéndose a tal grado en sus papeles que el espectador se ve irremediablemente arrastrado por el difícil trance que se ve en la pantalla. Desde luego, siempre se puede confiar en el sólido trabajo de María Rojo, y esta vez no es la excepción, al encarnar a una madre peculiar cuya vida la fue alejando de su única hija pero no por ello deja de demostrarle su amor. Y ni que decir de la estupenda Isela Vega logrando que un papel que pudo ser muy genérico como el de una abuelita bonachona, esta actriz la transforma en una figura cuya calidez ha dejado mella en su familia. Y al final, lo mejor: Cassandra Ciangherotti, y no me refiero a su atractiva presencia, sino al natural realismo de su interpretación. Ciangherotti es una de esas raras actrices que comunica más con su expresión y actitud que con sus diálogos, y en Las Horas Contigo ha encontrado un medio perfecto para aprovechar esa cualidad, pues aunque podemos dudar del comportamiento de Emma, basta ver su rostro para adivinar sus verdaderos sentimientos. Sólo queda esperar que esta hábil actriz logre equilibrar su carrera, para que pueda seguir abordando papeles que estén a la altura de su talento.
Si algún defecto habría que señalar de la película es la adición de algunos personajes secundarios los cuales resultan un poco forzados, como es el caso de unos tíos que vienen del extranjero y sobre todo la aparición de un joven padre católico, quienes no aportan algo realmente significativo al desarrollo de la trama, por el contrario con este último se pierde un poco el delicado balance entre humor sutil y la simple ocurrencia. No obstante, el resto de la cinta es suficientemente bueno como para disculpar estos tropiezos.
Finalmente, queda claro que la intención de Las Horas Contigo no fue caer en el artificial esquema melodramático, sino simplemente mostrar algunas inevitables realidades de la experiencia humana, incluyendo los giros inesperados de la vida y la inevitable confusión que traen consigo, lo que le otorga suficiente realismo emocional y valor narrativo para recomendarla como una agradable alternativa a los típicos y lacrimosos dramas que solo buscan explotar los sentimientos. Creo que el público nacional ya tiene bastante de eso con las horrendas telenovelas.
Por Cuauhtémoc Ruelas / Twitter: @esquinadelcine
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