Luis Muñoz dice que los ejemplos de humillación a la dignidad humana son la pobreza, el hambre, analfabetismo y la corrupción, entre otros.
México es una sociedad violenta porque existe la humillación y la violación a la dignidad de las personas, los ejemplos de esa vida humillante son: la pobreza, la desigualdad extrema, el hambre, el analfabetismo, la corrupción y la injusticia. Así lo considera Luis Muñoz Oliveira en su reciente ensayo Árboles de largo invierno, editado por Almadía.
“La violación a la dignidad está en el corazón de muchos conflictos humanos. Lo peor es que tal laceración no sana espontáneamente y deja marcas que, si no son tratadas, pueden dominar la identidad de una persona o de un grupo de personas durante generaciones, y motivar actos de venganza y violencia”, expresa el escritor y filósofo.
Mencionas que los humanistas son aquellas personas que luchan contra la humillación, ¿hoy vivimos una carencia de humanistas?
Si hay pero me gustaría que hubiera más, ¿cómo hacerle?: haciendo visibles las humillaciones, tratando de mover la empatía de las personas porque (la empatía) es un sentimiento que tenemos los mamíferos y se puede despertar haciendo que las personas convivan con el dolor de los otros. Visibilizar quiere decir entrar en contacto con el dolor, no basta leerlo, hay que ir más allá.
Muñoz Oliveira opina que la humillación en México es histórica, que no nació con la llegada de los españoles, porque ya existía desde época prehispánica. “En el ensayo hablo detenidamente de Bartolomé de las Casas, una persona que tomó conciencia de la exclusión e indignidad en que vivían los habitantes de Mesoamérica. La pregunta (hecha por la corona española) de si eran o no humanos, era en sí humillante y Bartolomé de las Casas lucho para defender que los indígenas tenían la misma dignidad y que eran tan humanos como los europeos”.
Para el escritor existen muchas personas que siguen esa misma lucha, por ejemplo, quienes abogan por los derechos de los migrantes. “Personas hay, lo que habría que preguntarnos es si son suficientes, estamos viviendo un momento en donde hay muchas personas que viven humillaciones y para evitarlo necesitamos a muchas personas haciendo visibles esas humillaciones”.
—¿Por qué la humillación en México es histórica?
—Sería muy difícil decir que la humillación nació con la Conquista, porque las civilizaciones mesoamericanas ya eran civilizaciones violentas, eran muy estratificadas y sobajaban a los pueblos aledaños, pero lo que hicieron los españoles fue montarse en esas estructuras de humillación. A partir de ahí se empieza a hacer una estructura más fuerte y en vez de que nos detengamos a revisarla, la hemos fortalecido, no nos hemos detenido a remediarlo. Somos una sociedad que carga muchas humillaciones en la espalda.
LENGUAJE INDIGNO. Otra idea que el autor expresa en su libro es que el lenguaje de los mexicanos está plagado de palabras despectivas. “Sin problema le podemos decirle a alguien indio, pobre, jodido… tenemos que empezar a tomar conciencia de que estas palabras están cargadas de desprecio, de asco, de hacer menos al otro y cuando lo asumamos, las usaremos con menos facilidad. El lenguaje demuestra cómo es una sociedad, México tiene normalizadas las palabras con carga de violencia y asco, eso habla de que somos una sociedad que no se detiene a pensar que sus palabras cotidianas están llenas de humillación”.
—¿ La dignidad es el valor más valioso de los seres humanos?
—Todos tenemos la misma dignidad, de inicio así tendríamos que partir: sentirnos con la misma dignidad y tratar a los otros con la misma dignidad, cuando sucede lo contrario, tenemos ejemplos como el lenguaje, el maltrato a migrantes, discriminación por preferencia sexual o estatus socioeconómico. Un principio básico entre seres humanos tendría que ser el trato igual en dignidad, cuando se viola eso las personas se sienten movidas a la violencia.
—¿La democracia se debilita en las sociedades humilladas?
—Tenemos una democracia muy débil. Tenemos algunas leyes que son democráticas, algunas instituciones que son democráticas y tenemos muy pocos ciudadanos democráticos. Habría que trabajar en todos esos frentes. El estado mexicano no es del todo democrático, falta transparencia sobre todo en los estados de la República porque los gobernadores tienen poderes demasiados fuertes, los congresos locales son débiles y hay ciudadanos que no se preocupan por el debate público, que no están educados para entender las razones del otro, que no saben debatir, que humillan a los demás.
“El problema de la democracia es que es un bicho que se muere muy fácil, hay dictaduras que llegan al poder vía electoral, entonces una de las grandes paradojas de la democracia es que se mata a sí misma. La democracia es suicida, es muy débil por eso debemos estar luchando para hacerla fuerte. La democracia no es un lugar, es un proceso; es un verbo, no es un lugar”.
Luis Muñoz Oliveira comenta que después de escribir Árboles de largo invierno, el cansancio lo invade porque la humillación es un tema difícil, al que “hay que darle vueltas, hay que trabajar más con el tema y los siguientes pasos será sacar a la luz asuntos casos concretos de humillación”.
por REYNA PAZ AVENDAÑO / Crónica