“Ciudades de Papel”

Aunque tengo que aceptar que no he leído (ni pretendo hacerlo) la obra del popular escritor John Green, si tuve la oportunidad de ver la adaptación cinematográfica de Bajo La Misma Estrella, la cual me pareció una historia soporífera, limitándose a copiar los clichés del cine romántico con mínima imaginación, y con un par de protagonistas bastante insípidos (si, Shailene Woodley no me agrada en lo absoluto). No obstante su éxito en taquilla fue apabullante, encontrando con ello un nuevo nicho de mercado entre el público juvenil.

Y es por esa razón, que ahora toca el turno de adaptar la más reciente novela de Green, titulada Ciudades de Papel. Sin duda y por las razones anteriormente expuestas yo esperaba un resultado poco menos que insufrible, pero -para mi total sorpresa-, ésta ha conseguido que recobre un poco mi fe hacia el cine comercial de temática juvenil, pues si bien cae en algunos tropiezos narrativos que indudablemente dividirán a la audiencia más cínica, también es cierto que resulta bastante entretenida y con un grado de honestidad que la convierte en algo inusual.
Bueno, no tan inusual. Como en muchas otras cintas que incluyen jóvenes en el umbral de su etapa adulta, Ciudades de Papel es un pastiche de conceptos y fórmulas que hemos visto abundantemente en otras películas. Sin embargo, el director Jake Schreirer y su hábil equipo de colaboradores (por no mencionar al perfecto elenco) consiguen un resultado bastante bueno, carente de originalidad, pero desbordante de simpatía. Y para auténticos fanáticos de este tipo de historias, siempre resultará estimulante ver una película que no se disculpa por su género y tampoco se preocupa por caer en ridículas coincidencias, para lograr que su mensaje llegue al público.


La trama es aparentemente simple: Quentin (Natt Wolff) pasa los días tranquilamente en su último año de high shool, acompañado de sus mejores amigos Radar (Justice Smith) y Ben (Austin Abrahams). Sin embargo Quentin está enamorado en secreto de su vecina Margo (Cara Delevigne), con quien a pesar de haber mantenido un estrecho vínculo en su niñez, ahora ella apenas le dirige la palabra. Pero todo cambia la noche en que Margo va a buscarlo a su casa y le pide que la acompañe en un “road trip” algo particular: Margo se ha enterado de que su novio la engaña con su mejor amiga y ha planeado una venganza. Es así que Quentin acepta, con la esperanza de que esa noche vuelva a unirlos para siempre. Pero las cosas no resultan como él desea: al día siguiente, Margo ha desaparecido sin decir nada a nadie. El misterio de su desaparición parece no importar, pero Quentin pronto se da cuenta de que Margo ha dejado una serie de pistas encadenadas y pensadas para que solo él pueda descifrarlas. Es así que en compañía de sus amigos Quentin emprende la búsqueda de la que considera el amor de su vida.
Suena simple, pero el inherente misterio de la búsqueda que emprende el protagonista está bien llevado, aunque ocasionalmente se estire un poco la lógica y se atente contra el sentido común. Sin embargo, cerca del final de la película hay una sencilla revelación que establece una postura poco común en este tipo de producciones y aunque mucha gente se sentirá decepcionado por este elemento, hay que admitir que, dentro de todo, la conclusión es muy aceptable, quedando claro su trasfondo emocional y sus observaciones sobre, los temores, inseguridades y la obsesión en los adolescentes, que ante la transición a la madurez ignoran las complejidades de la “vida real”.
Es ciertamente difícil de lograr, pero Ciudades de Papel consigue superar su falta de originalidad con amplias dosis de simpatía, amén de contar con un competente elenco que entrega con gran pasión las escenas de la película, creando personajes cuya virtud y pureza compensan los ocasionales excesos de la historia. Natt Wolf aprovecha al máximo su amable apariencia, al mismo tiempo que su innata benevolencia permite la fácil identificación del público con su personaje. Austin Abrahams, hace básicamente el típico papel de amigo imprudente, pero de buen corazón, logrando las partes más graciosas, dándole un nivel adicional a lo que hubiera podido ser una simple caricatura. Finalmente, no puedo dejar de mencionar al resto del elenco de soporte quienes realizan con bastante competencia sus respetivos papeles, incluso la modelo Cara Delevigne, quien a pesar de tener una participación relativamente corta, consigue sacarle gran provecho y funcionar como un eficiente catalizador de la historia entera.
Por su parte la dirección de Jake Schreirer y la complaciente música (lo digo como cumplido) de Ryan Lott, aunado a un soundtrack de música bien seleccionada para cada momento, se complementan para lograr redondear la agradable experiencia.
Si todo esto cuenta como recomendación, que así sea. Yo disfruté marginalmente de Ciudades de Papel, aunque estoy muy consciente de sus fallas. Sólo espero que el público que decida verla sea igualmente comprensivo y logre pasar un buen rato.

Por Cuauhtémoc Ruelas
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