Se estrena la cinta “Desierto” del cineasta Jonás Cuarón

Indudablemente fue una buena idea hacer un thriller de acción alrededor del cruce fronterizo entre México y Estados Unidos, pues no sólo se trata de un entorno hostil, sino que la obvia combinación de peligro, desorientación y aislamiento forman un potente destilado para poner a prueba los básicos instintos de supervivencia del ser humano. Lástima que el cineasta Jonás Cuarón (auxiliado por una saludable dosis de nepotismo a través de su padre Alfonso Cuarón), no haya encontrado una fórmula más novedosa o apropiada para explotar las excelentes locaciones de la película Desierto.

La historia es sumamente básica, donde conocemos a Moisés (Gael García Bernal), un migrante que como muchos comienza un viaje de esperanza junto con otro grupo de trabajadores mexicanos que buscan encontrar una vida mejor mediante el cruce de la frontera de Estados Unidos. Sin embargo -y después de una desperfecto en el camión que los traslada-, todos ellos se ven rápidamente inmersos en una lucha por la supervivencia, cuando los hombres y mujeres desarmados son perseguidos a través del terreno del desierto por Sam (Jeffrey Dean Morgan) un vigilante armado y sin piedad.

Filmada enteramente en escenarios de La Paz, Baja California Sur, Desierto mantiene en todo momento una atmósfera de opresión, confusión y desasosiego, pero también hace la película repetitiva y cansada. Además, para no variar, el libreto obliga a la protagonista a tomar malas decisiones y comportarse estúpidamente para impulsar la trama… de otro modo la película terminaría muy pronto.

Por el lado positivo tenemos el eficiente trabajo de Gael García Bernal como el desesperado protagonista. En la tradición del típico sobreviviente que ofrece el género, García Bernal tal vez no sea un actor brillante, pero cualquier falla técnica se compensa con el implacable compromiso y convicción que demuestra con su físicamente difícil papel. Y si tomamos en cuenta los ya mencionados escenarios reales, es obvio que García Bernal debió padecer bastante en aras de su “arte”, por lo que no queda sino aplaudir su profesionalismo y respetar su valerosa actitud frente a escenas llenas de adrenalina.

Lamentablemente el resto del elenco es desechable e irrelevante, incluyendo a Jeffrey Dean Morgan, quien en esta ocasión cumple bien su labor como villano de la historia. Sin embargo, nunca sentí la amenaza de su presencia, ni la intensidad de su propósito, ni su cegador deseo de muerte. Morgan es un estupendo actor y hace un buen trabajo cumpliendo las necesidades de cada escena, pero no así las del personaje.

Pero la falla más notoria de esta cinta es la blanda dirección de Jonás Cuarón, a quien le ocurre lo mismo que a su antagónico. Escena por escena hay buen manejo de cámara, composiciones, y clara narrativa. Sin embargo, brilla por su ausencia toda sensación de suspenso, emoción o triunfo. La película trota a buen ritmo del punto A al B al C, pero sin envolvernos emocionalmente en el drama, y sin ofrecer satisfacción al final. Quizás Cuarón no tuvo mucho interés en su material; o quizás su fuerza reside en el aspecto técnico y no en el emotivo.

En cierto modo Desierto desperdicia su buena premisa en una fórmula trillada y predecible, pero dentro del nicho de modestas películas mexicanas podría recomendarse por ofrecer suspenso y acción en dosis suficientes para dejar satisfechos a los menos exigentes fanáticos del género. El director no pierde oportunidad para abusar de todos los trucos disponibles, aunque la buena atmósfera que consiguen, así como el ferviente desempeño de su protagonista aminoran las abundantes fallas de Desierto y logran convertirla en una experiencia entretenida y vistosa, pero inmediatamente olvidable.

Por Cuauhtémoc Ruelas

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