La casa productora Lucia Films (Después de Lucia, Los Herederos, 600 Millas), se ha convertido en el estandarte de un movimiento que lleva su sello impreso, y su sola presencia garantiza, como poco, obras intensas que no dejarán a nadie indiferente ya sea para bien o para mal. Y esta ocasión no es la excepción con el estreno de Chronic, tercer largometraje del laureado Michel Franco quien de algún modo repite la fórmula que tanto éxito le ha dado en distintos festivales alrededor del mundo (baste recordar su reconocimiento al mejor guión en el pasado festival de Cannes precisamente por esta cinta), con una historia que se centra en un enfermero introvertido llamado David (Tim Roth) que trabaja con pacientes terminales con los que desarrolla relaciones que van más allá de la de enfermo y cuidador. No obstante, la realidad es que David sufre una depresión crónica de la que ni él está consciente. Y a lo largo de esta historia, mientras seguimos a David de un paciente a otro, vamos descubriendo un pasado del que él se ha escondido durante años.
El habitual estilo de desarrollar una historia intensa, con tomas contemplativas y pausadas, así como personajes silenciosos, puede servir para disfrazar una historia plana e insípida que no llamaría la atención de nadie, pero al contarse en esta forma adquiere un “disfraz artístico” que la hace parecer intelectual y compleja. Sin embargo, cuando estos elementos caen en manos de un cineasta como Michel Franco este adquiere otro sentido, convirtiéndose en una parte fundamental de su narrativa, mostrando los hechos para crear genuino drama, jugar con nuestras expectativas y sorprendernos con nuevos planteamientos alrededor de la historia.
Pero incluso sin esa afectación estilística la historia escrita por Franco resultaría hipnótica y provocativa, no solo por la manera como se desarrolla, sino por los cuestionamientos que plantea acerca del cuidado de personas con enfermedades terminales, y la delimitación de responsabilidad entre los familiares del paciente y de las personas contratadas para cuidarlos. Y por el lado práctico, el director realizó una película interesante y bien filmada, cuya pulida manufactura rebasa el estándar del cine independiente, gracias a su cuidada edición y creativo manejo de cámaras, nada de lo cual se convierte en un obstáculo o distracción de la trama.
Además, lo que definitivamente llama la atención son las actuaciones del reducido pero talentoso elenco, principalmente la de su protagonista Tim Roth, quien debe cargar las escenas más difíciles, y nunca flaquea en la autenticidad de sus reacciones, tanto físicas como emocionales. Su papel es un reto que (en mi humilde opinión) resultaría imposible para un actor con menos tablas, pero este veterano interprete lo enfrenta con extraordinario aplomo y realismo.
Si algo pudiera criticarle a Chronic sería su abrupto y ambiguo final. Podría interpretarse como otra disyuntiva para cerrar un relato repleto de múltiples cuestionamientos. Sin embargo, no descarto la posibilidad de que necesite una segunda mirada a la cinta para asegurarse de que se encontraron todas las piezas del relato, así que no debería tomarse como una queja formal, sino como una incógnita que podría resolverse poniendo más atención. Y aunque la mencionada estructura nos mantiene en suspenso durante gran parte de la película, eventualmente es fácil adivinar hacia dónde se dirige, lo cual resta un poco de impacto a las acciones de los personajes. De cualquier modo, creo que Chronic merece una sólida recomendación por su creatividad narrativa, destreza visual y, desde luego, el impresionante trabajo de sus actores.
Por Cuauhtémoc Ruelas
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