“El Americano”

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Un humilde personaje debe encontrar la fortaleza y confianza para trascender y triunfar ante retos casi imposibles, auxiliado por sus buenos amigos y por su entusiasta actitud, triunfando sobre la adversidad… y sobre sus propias inseguridades.

¿Suena familiar? Esa frase podría describir todas las películas animadas realizadas en nuestro país, desde las aceptables como, Un Gallo con muchos huevos hasta de las más mediocres Guardianes de Oz. El Americano nos demuestra su falta de creatividad suscribiéndose a la misma fórmula para torturarnos con ochenta minutos del humor más bobo, estridente música, y genéricas secuencias de acción que sólo dejarán satisfechos a los niños menos exigentes que hayan olvidado todas las demás películas familiares que han visto recientemente.

Pero bueno, El Americano se desarrolla en una apacible Ciudad de México, donde conocemos a Cuco (Voz de Aleks Syntek) un entusiasta periquito el cual pertenece a una legendaria familia de aves circenses (o algo así), liderados por el sabio Gayo (voz de Edward James Olmos). Sin embargo, todo cambia cuando el malvado pajarillo Víctor (Voz de Gabriel Villar) aparece para apropiarse del Circo. Ante esa situación Cuco decide viajar hasta Hollywood cruzando la frontera entre Tijuana y San Diego, para solicitar la ayuda de su héroe televisivo El Americano (Voz de Héctor Suárez). El resultado es un viaje lleno de aventuras donde Cuco no sólo conocerá pintorescos personajes entre ambas culturas, sino que descubrirá el verdadero héroe que lleva dentro, bla, bla, bla.

De entrada, lo que llamaba la atención de esta trama era la mezcla de simpáticas referencias hacia el cruce fronterizo, a través de una cinta de temática familiar, alejándose totalmente de la imagen trágica con el que la relacionamos. Lamentablemente estos elementos son totalmente desaprovechados a causa de la falta total de ingenio y nula gracia. En resumen, otra obra animada que desperdicia el esfuerzo de decenas de artistas talentosos (entre los que se encuentra Boxel, departamento de animación tijuanense) en una historia tan sosa y predecible que da flojera verla.

En serio, no quiero sonar como un insensible que echa por tierra toda la labor detrás de esta producción, pero realmente no hay nada en su narrativa o ejecución que sugiera originalidad o siquiera algún intento por superar la insipidez del material. Claro, uno no va a ver estas películas para recibir un profundo mensaje de cósmico significado, pero tampoco se puede conformar con un guión tan vacuo y predecible como el de esta película. Y, para colmo, el director es Ricardo Arnaiz, quien ha hecho interesantes esfuerzos dentro de su carrera en la animación nacional (La Leyenda de la Nahuala o Nikte) sobra decir que El Americano no es una de ellas.

Sin duda El Americano sigue esta tendencia por seguir desarrollando la animación 3D en nuestro país, pero eso no basta para ganar una recomendación, y creo que habrá que añadirla al creciente montón de películas animadas que se realizaron sólo por demostrar que es posible hacerlo, y no porque el director haya tenido algo interesante que decir.

Por Cuauhtémoc Ruelas

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