Honestamente entré a ver Archivo 253 con muy bajas expectativas, pues, a pesar de que he disfrutado marginalmente del llamado “falso documental” dentro del género de terror (como Paranormal Activity, The Tunnel y la reciente As Above, So Below), sin duda, este desgastado sub-género comparte la misma trama, que se repite una y otra vez: jóvenes que investigan por su cuenta un evento sobrenatural, gritería y un final nada afortunado para los involucrados. ¿Es la única idea que se les ocurre a los guionistas?
Desde luego, la cinta mexicana Archivo 253 no escapa de esa maldición pero, quizás por estar ubicada en el antigua clínica psiquiátrica de San Rafael en la ciudad de México, tiende a mostrar más interés en su desarrollo y en los temas que toca, aunque podemos estar seguros de que el clímax se desarrollará en la acostumbrada corretiza final en la que la desesperación consumirá poco a poco a los protagonistas.
La historia detrás de Archivo 253 es muy sencilla y comienza explicándonos que en el año 2013 se ordenó la demolición de la mencionada clínica psiquiátrica San Rafael la cual atendió durante más de 50 años a pacientes en la Ciudad de México. De ese modo, y ubicándonos uno meses antes de su demolición, un grupo de cuatro jóvenes aficionados a la investigación paranormal, conformado por Isabella (Anna Cetti), Diego (Michael Chauvet), Mateo (Mario Escalante) y Charly (Juan Luis Tovar), deciden entrar a investigar la clínica, para descubrir la verdad sobre los rumores de sucesos extraños en esas instalaciones, por lo que comienzan a grabar todo lo que encuentran a su alrededor. Pero como es de suponerse, lo que estamos atestiguando son los restos de sus grabaciones, ya que al día de hoy se desconoce el paradero de estos cuatro jóvenes.
El argumento toca todas las bases requeridas por este tipo de películas: jóvenes exploradores con personalidades muy bien definidas, ruidos extraños, sombras que acechan a la menor provocación… y las esperadas apariciones que nos harán saltar de nuestro asiento. Para crédito del joven director Abe Rosenberg y su co-guinista Joseph Hemsani, Archivo 253 logra crear una buena atmósfera de terror en las locaciones reales de la clínica, lo que de principio le otorga una sensación más genuina, en el que casi podemos oler el polvo, sentir la humedad y respirar la atmósfera de abandono que hace más tenebrosos los decrépitos corredores; en otras palabras, la clínica funciona como un personaje más dentro de la trama y no el de un simple escenario donde ocurrirán eventos sangrientos.
No obstante, es difícil interesarse en un refrito de lo que hemos visto tantas veces. Agradezco esos efímeros intentos, pero no bastan para hacer la película novedosa o particularmente interesante. Desde luego, soy consciente de que muy pocos espectadores irán a ver esta historia buscando un gran libreto y una delicada estructura. Nada de eso. Irán a verla por la promesa de buenos sustos.
En ese aspecto lamento decir que conforme avanza la película, la historia comienza a desmoronarse, pues el director al no tener nada mas que mostrar o desarrollar, se ve forzado a pisar el acelerador, con escenas que no van a ningún lado, entorpeciendo el flujo de las acciones. Además con la excepción de un par de ingeniosas apariciones donde se hace uso de eficientes efectos visuales, Archivo 253 termina perdiendo la poca energía e ingenio que había mostrado.
Es obvio que hay talento detrás de esta cinta, y si el director hubiera elegido un estilo más elaborado, tal vez Archivo 253 podría haber sido una predecible pero eficiente cinta de terror. Pero en su estado actual, es una mas dentro del género de falso documental por lo que pierde toda oportunidad de mantener el interés. Finalmente, creo que lo bueno de esta película no alcanza a compensar sus fallas, y por eso sólo la recomendaría para aficionados obsesivos del terror, que sientan la necesidad de ver todo lo posible dentro del género. Para el resto del público, la película seguramente resultará decepcionante, aunque no hay que descartar los proyectos futuros del director Abe Rosenberg; creo que puede sorprendernos si tiene más confianza en su talento que en la moda mercadológica del momento.
Por Cuauhtémoc Ruelas / Twitter: @esquinadelcine
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