Zeta Bosio y La Ley: Cómplices

El ex bajista de Soda Stereo, se integró al reencuentro del grupo Chileno, que Volvió a la Vida tras 9 Años deslumbrando a todos en Viña del Mar.

“El 14 de diciembre de 1984, cuando hicimos una parada de 10 días en Buenos Aires, antes de pasar las fiestas de fin de año en Porto Alegre con la familia de mi mujer de aquel entonces Rosvita Nienow. Tras 16 horas de vuelo y 9 de tendernos cual piedras sobre la confortable cama de un hotel porteño, salimos a tomar aire y a comer algo y como buen periodista y escritor me compré el diario local que mas llamó mi atención, Clarín, buscando algún evento cercano al hotel, y ahí aparecía algo interesante, que me atrajo por la singularidad de su nombre; Soda Stereo en el Teatro Astros, el hombre del kiosko nos dijo que quedaba como a 7 cuadras y que en el camino había unos restaurantes buenos y no tan caros. A las 9 de la noche llegamos, traté de negociar 2 acreditaciones de prensa, pero el tipo de la taquilla fingió no entender el idioma de Cantinflas que yo parlaba, así que terminé pagando. Pero adentro, so pretexto del ir al baño, me fui directito a conocer a los que manejaban a la banda para al final saludarlos. Tuve el honor de empezar una relación amistosa desde ese entonces y hasta la fecha, con el inmenso ingeniero de sonido (tanto de Soda como de Cerati en solitario) Adrián Taverna, quien esa noche me dijo que al final me presentaría a todos.

El show fue de otro mundo, con un teatro lleno de punta a punta, gente cantando todos los temas y al finalizar las canciones seguían coreando hermosos cánticos. Hasta lloramos, porque en nuestro querido México (el de aquel entonces) siempre había portazos en los conciertos, golpes, arrestos o nuestros sacrosantos gobernantes nos hacían la vida imposible cancelando conciertos como por ejemplo el del Blue Oyster Cult, porque disque eran adoradores de Satanás y el de Black Sabbath, porque igual tenían peligrosas inclinaciones oscuras. Fuimos felices por descubrir que a miles de kilómetros de nuestro terruño había vida para el rock y que gracias a ello, habría esperanzas eléctricas para nosotros. Terminado el trance, el sonidista cumplió con su promesa y me presentó al manager, Roberto Cirigliano (quien lamentablemente falleciera años más tarde en el norte de México en un accidente cuando andaba de gira con Enanitos Verdes) quien con gran amabilidad nos presentó a todo el contingente, esa noche sin saberlo, estábamos conociendo a la crema y nata de lo que venía fuerte para toda Latinoamérica: Federico y Julio Moura (Virus), Celsa Melgowland (Metrópoli), El Gonzo (Los Twist), Richard Coleman (Fricción) y algunos mas. Esa noche, Gustavo me dijo “sos el primer mexicano que nos vio y eres ya parte de nuestra historia” y tuvo razón, la amistad tanto con Charly, como con él y Zeta, rebasó al final de Soda. 26 años y contando, hasta el trágico percance de Cerati en Venezuela, de vez en cuando me topo con Charly en la red y nos saludamos y la última vez en Los Ángeles que vi a Zeta Bosio, igual, se mantiene la amistad y el aprecio. Soda se fue marcando su raya para siempre, pero Zeta mantiene viva la esencia de ese rock que puede popear sin caer en la desgracia del éxito intrascendente”. (Octavio Hernández).

El Homenaje de Zeta Bosio a Cerati: “Fuerza Gustavo: Mientras haya Vida hay Esperanza”

Pasaron casi cuatro años de ese día en el que Gustavo Cerati sufrió un ACV y quedó inconsciente. Su familia sigue junto a él velando por una recuperación, y sus amigos siguen mandándole luz. Esta vez fue Zeta Bosio, ex bajista de Soda Stereo, quien dijo unas palabras e interpretó un tema junto al grupo chileno La ley en su honor. El homenaje en vida fue en Viña del Mar y la canción, “Crimen”. “Mientras haya vida hay esperanza”, dijo Zeta y antes pidió que enciendan los celulares, porque “esa luz le gustaba a Gustavo en los shows”.

Las palabras emotivas llegaron antes de entonar el tema de Ahí vamos (2006). “Estar acá me despierta muchos recuerdos y algunas ausencias de un gran artista, un gran amigo que todos extrañamos, Gustavo Cerati”, arrancó el bajista. “Si bien lo extrañamos está con nosotros, está peleándola todos los días, con su familia que lo cuida, con la gente que lo quiere y con su música presente, siempre, sonando en todos lados. Por eso era una buena oportunidad homenajearlo acá, ya que se le extraña tanto. Vamos a mandarle mucha fuerza. Fuerza Gustavo”, agregó antes hacer el primer acorde y agradecerle a La Ley la posibilidad de tocar el bajo (“su instrumento preferido”).

Zeta a toda Ley (semanas antes de Viña)

“O`Higgins y San Martín no podían estar equivocados”, dice Beto Cuevas mientras le da un abrazo a Zeta Bosio. Estamos en un estudio del Abasto, donde La Ley le está dando forma a su regreso. El trío chileno -lo completan el guitarrista Pedro Frugone y el baterista Mauricio Clavería- vuelve a tocar después de nueve años y contará en el bajo con un invitado de lujo, el ex Soda, un experto en este asunto de las reuniones de bandas. No tienen precisiones de la fecha en que se conocieron, pero sospechan que fue en un hotel de Concepción (Chile) a fines de los ‘80, cuando La Ley daba sus primeros pasos y Los Stereo ya pisaban fuerte en Latinoamérica.

En 1997, ocurrió el primer intento del grupo chileno por incorporar a Bosio: “Fue -recuerda el bajista, apenas y cuando se separó Soda-. Pero yo tenía hijos chicos y mi señora guardaba la expectativa de recuperarme después de tantos años de giras. En ese momento la propuesta cayó como una bomba en mi casa, y decidí no sacrificar la tranquila vida familiar y darles su tiempo. Y ellos venían con un gran envión y yo no podía subirme a otro cohete en ese momento”.

La Charla

-¿Esta vez de quién fue la idea?

-Zeta Bosio: “Hubo un Cupido”.

-Beto Cuevas: “Un amigo en común: Alex Pels, que manejaba MTV en los ‘90. Le conté que estábamos pensando hacer una reunión, que iba a ser en noviembre del año pasado…”.

-ZB: “Y yo le comenté que tenía ganas de volver a tocar en una banda. Después de casi siete años de estar girando solo, como DJ, quería estar en comunidad de nuevo. Ya me había curado de la fobia. Y ahí fue que me contó lo de La Ley”.

-BC: “Entonces me llamó -Alex- y me contó todo. Me emocionó la posibilidad y lo consulté de inmediato con Mauricio y Pedro, y les pareció un golazo”.

Además de su aporte musical, Zeta puede funcionar como un asesor en regresos.

-ZB: “Sí, bueno, hay situaciones que dan inseguridad y generan alguna que otra consulta, pero cada regreso es único. No todas las bandas tienen los mismos problemas: la de ellos fue una separación por cansancio. Yo también estoy regresando: desde lo de Soda, no he vuelto a tocar el bajo en serio”.

-BC: “Es ese cansancio que llega después de 10 o 15 años de subirte a tocar las mismas canciones con la misma gente. Cualquier cosa te molesta y ya ni siquiera hablas con los demás. Es una banda sólo en el escenario, pero no existe toda esa dinámica de relación que tiene que haber fuera. Esto es como un matrimonio, y no funciona si llegas a la cama a dormir con tu esposa pero durante el día ni la ves y no te importa. La separación de La Ley fue un poco triste, porque ni nos despedimos. Durante estos últimos nueve años vi a Mauricio, pero a Pedro nunca. Fue bueno reencontrarnos y abrazarnos”.

¿La presencia de Zeta puede ser contemporizadora en caso de que hubiera asperezas por limar?

-BC: “Es demasiado prematuro hablar de eso. Imagino que si hay algo entre nosotros vamos a tratar de conciliar, porque queremos armonía: ya no estamos en una edad en la que estamos en una banda sólo porque funciona económicamente. Queremos pasarla bien, cenar juntos y reírnos de cualquier tontería como antes. Nuestros proyectos personales pueden convivir con La Ley sin problema alguno”.

-ZB: “En Soda teníamos un distanciamiento muy fuerte, situaciones de ego que no se podían hablar. Acá se dicen todo. El (Beto) es un líder muy fuerte para la gente, pero dentro de la banda es muy accesible. Si hay alguna actitud rara, apelan a la broma y todo se minimiza. En mi banda he visto situaciones que llegaban a peleas fuertes. No era sólo el desgaste, había otros componentes. Esto es como una familia”.

Más allá del aspecto económico, ¿para qué sirve el regreso de una banda?

-ZB: “Lo económico es relativo, porque siempre que uno retoma algo con la importancia que tiene esto, tiene que estar dispuesto a arriesgar. Si había quedado un buen recuerdo, ¿para qué lo vas a volver a hacer? Tienes que tener muchas ganas y motivación para tratar de llevar al grupo a un lugar más lejos de donde lo habías llevado. En este caso, lo económico no es un gran motor. Pasa por otro lado: hay que ir despacio, creciendo en lo musical”.

-BC: “Este es nuestro trabajo: Si es posible, queremos ganar mucho dinero, pero esa no es la razón por la que nos estamos juntando. Hay otro motivo: nos podemos morir en cualquier momento. Zeta, mas que nadie, lo vive en carne propia, por la penosa situación de Gustavo [Cerati]. Uno piensa en los disparates que discutía en momentos en que tenía al otro. El dinero es muy importante, pero este reencuentro no tendría ningún sentido si no tuviéramos la intención de seguir creando y gozar lo que nos gusta hacer”.

¿Hubo muchos elementos de La Ley inspirados en Soda Stereo?

-BC: “Mira, yo llegué a vivir a Chile en el ‘88, porque antes vivía en Montreal, (Canadá), y no conocía el rock en español. Lo primero que conocí fue a Los Prisioneros. Y luego escuché En la Ciudad de la Furia, de Soda Stereo, y dije guau!, hay bandas de rock en español que pueden sonar super bien. Pero mis influencias fueron probablemente las mismas de ellos en los años ‘80: Bowie, Los Smiths y el rock británico. Soda no, porque ya era grande y venía con otras influencias, pero sin duda influyó a toda una generación de músicos en Chile que vinieron posteriormente. Muchos, sobre todo en Argentina, nos llamaban “los Soda chilenos”. Pero musicalmente no nos parecemos para nada”.

-ZB: “Es extraño. Si hay un punto de coincidencia es que tanto Gustavo como Beto, los dos líderes de las bandas, crearon una forma de cantar en español que es muy particular y ha influido en muchos grupos, pero entre ellos dos no se parecen”.

Zeta, tocaste con Molotov, Los Natas, Cabezones, Catupecu Machu ¿por qué te sumas a otras bandas y no armas tu propio proyecto?

-ZB: “Es una onda muy de bajista eso. Es como si hicieras coros y te dijeran ¿por qué no haces tu propio grupo? Es muy difícil”.

¿Cuál es el lugar de un bajista en una banda?

-ZB: “Como el del baterista: es un lugar de acompañamiento, si bien Soda me permitió, por ser un trío, tener una presencia muy importante para la gente. Los cantantes tienen una personalidad; los guitarristas, la suya; los bateristas otra… Los bajistas somos mas tranquilos, más de lo colectivo, de la banda en si”.

-BC: “Eso que está diciendo Zeta, muestra la etapa de madurez en la que estamos todos. Quizá si le hubieras preguntado eso mismo hace 20 años, probablemente, por una cuestión de ego, él hubiese tratado de disfrazar la respuesta y hubiera dicho tal vez, yo también tengo mis proyectos”.

-ZB: “Exactamente. Te habría tratado de vender cualquier proyecto solista. Hoy uno está mucho más tranquilo, no tiene que demostrar nada. Después de Soda armé un sello discográfico independiente, produje varios discos en mi estudio. Siempre traté de armar equipos. Pero cuando me di cuenta de que todo ese trabajo se lo llevaban las bandas y de que yo no podía formar parte de ninguna manera, entonces volví al escenario pero sólo, como DJ. Y mira la conciencia de finitud que vamos teniendo con el paso del tiempo: por unos nódulos que empezaron a salirme en una mano, tuve miedo de tener artrosis y no poder tocar mas el bajo. Fui a analizarme y no tengo nada, pero por ese miedo quise volver a tocar el bajo. La idea era buscar un proyecto; y apareció lo de La Ley, y acá estoy.

Por Gaspar Zimerman / Clarín.