Don Ramón es un Ídolo en la TV de Brasil
Por su carisma tan personal, por su estilo verdaderamente inimitable y por su enorme capacidad hilarante, el ya fallecido cómico mexicano Ramón Valdéz alias Don Ramón (hermano menor de los no menos exitosos Germán Valdéz “Tin Tan” (q.e.p.d) y de Manuel “El Loco” Valdéz), sigue siendo un verdadero ícono de la cultura pop y rey de la comicidad en la Tierra de Pelé y de Lula Da Silva, gracias a que el Chavo del Ocho, sigue transmitiéndose en la televisión brasileira. Semana a semana muchos ríen a mandíbula batiente con las ocurrencias de este cascarrabias habitual, desempleado vitalicio y solterón empedernido, cuyo rostro es el mismísimo espejo de la vida.
Ante al avalancha creativa de Chespirito, Brasil no fue la excepción ante el éxito de la serie en toda América Latina, pero la popularidad de Don Ramón sí que no tiene comparación posible. “Seu Madruga” –como es conocido en portugués– incluso se codea en el olimpo de las camisetas con el mismísimo retrato que le hizo Korda al guerrillero argentino–cubano Ernesto Guevara. El éxito brasileño del más moroso de los personajes de “El Chavo del 8″, parece no tener límites. Bandas de rock llevan su nombre y hasta videojuegos se han inspirado en su figura. La serie sigue triunfando en toda Latinoamérica, pero en Brasil, los laureles se los lleva Don Ramón.
Perezoso, desaliñado e impaciente –sobre todo con los niños–, Don Ramón conquistó a los brasileños con su buen corazón, pero mucho más por la fatalidad sempiterna de su destino y por su actitud ante la vida. “No hay nada que dé más trabajo que vivir sin trabajar”. “No existe trabajo malo, lo malo es tener que trabajar”. “Yo siempre dejo las vacantes de empleo para los más jóvenes, y vengo tomando esa noble actitud desde los 15 años”. Esas son algunas de sus frases lapidarias en la serie y que los brasileños han elevado a la categoría de aforismos. Una especie de “contrafilosofía” de vida que sigue creando legiones de seguidores, sobre todo, entre los más jóvenes.
“Es el que tiene más pinta de brasileño. Parece el típico inmigrante del nordeste que llegó a la gran ciudad y vive con esa “ética del malandraje tan nuestra”, explica en Sao Paulo, Pedro Nogueira, uno de los tantos seguidores de “Seu Madruga”. Para Nogueira, quien es periodista, el éxito de Don Ramón estriba en ser el perfecto retrato del “pícaro que vive sin empleo, de pequeños trabajos y que intenta salir adelante con una carretada de mentiras”. Es una locura, “porque siempre trata de evitar pagar el alquiler pero sin enfrentarse directamente a Don Barriga (el Señor Barriga). Eso, la picaresca y el malandraje es algo que está incluso en las bases de la literatura y la música brasileña”. Y es que el “malandro” está tan instalado en la cultura popular brasileña que el legendario cantautor Chico Buarque le ha dedicado numerosas canciones e incluso una ópera.
En las redes sociales -en internet es todo un fenómeno-, son infinitas las páginas dedicadas a Don Ramón. No faltan las que lo promocionan para presidente, ni las que ven en él a un anarquista o un punk. Es la antítesis de lo que la sociedad de consumo espera de un adulto. Por ejemplo, en Orkut, una de las más populares tiene más de medio millón de seguidores. Otra, con casi 350.000 dice que “Seu Madruga es brasileño”. Don Ramón, fumador compulsivo, siempre trata de evitar que las travesuras de los niños provoquen males mayores y como si jamás aprendiera la lección, acaba llevándose la peor parte: las bofetadas de Doña Florinda, la madre del malcriado cachetón Kiko. El es el padre de la Chilindrina –Chiquinha, en portugués–, huérfano de madre desde su nacimiento le debe 14 meses de alquiler al Señor Barriga (Don Barriga), dueño de la vecindad, recibe continuos e injustas cachetadas de Doña Florinda y reprende con coscorrones al protagonista, el Chavo (Chávez, como se le conoce allá). Pero también enseña. Para muestra, la frase más repetida en la red de Don Ramón al Chavo: “La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena”.
En Homenaje una Biografía para Seu Madruga (Don Ramón)
Han pasado casi 22 años desde que falleció Ramón Valdés, el actor mexicano que le dio vida, y sigue cosechando homenajes brasileños: ahora un libro obra del joven escritor carioca Pablo Kaschner. “Seu Madruga: Vila e Obra”, comienza por el capítulo 14 y llega hasta el primero, quitando así uno por cada mensualidad de alquiler atrasado que Don Ramón le debía al señor Barriga, el dueño de la barriada en donde sobrevive. El topicazo de “vida y obra” que acompaña las biografías, muda, en este caso es “villa y obra”, un juego de palabras con el que desde el título el autor invita a redescubrir al personaje. “Don Ramón tiene éxito en Brasil porque representa como nadie eso del “jeitinho brasileiro”, el vivir sin muchos recursos. Es la perfecta metáfora”, dice el propio Kaschner. “Pero es un malandro de buen corazón, no hace mal a nadie, sólo quiere vivir tranquilo, sin tener que levantarse temprano por la mañana para trabajar”, aclara. El éxito de la serie lo ve Kaschner es que “antes de educar, buscaba hacer reír”. Y Don Ramón, como explica el autor, es todo menos “políticamente correcto”.


